El fin de semana que nos acercamos hasta la playa de Gulpiyuri como os conté aquí, aprovechamos también para visitar los Bufones de Arenillas y disfrutar del espectáculo que supone este curioso monumento natural. Para quienes no los conozcáis, los bufones son chimeneas que se abren entre las grietas de las rocas de los acantilados por las que el mar empuja el agua con mucha fuerza, provocando unos chorros de agua pulverizada que pueden alcanzar los veinte metros.
Es preferible acudir con marea alta y fuerte ya que las probabilidades de verlos son mucho mayores, aunque en este caso estaba bastante tranquila y la pleamar había sido hacía unas dos horas y pudimos disfrutarlos igualmente.
Dejamos el coche en la localidad de Puertas de Vidiago (a dónde volveríamos para comer) y recorrimos a pie los escasos dos kilómetros que la separan de los bufones.
El primer tramo del camino discurre por una pista asfaltada entre campos de cultivo y de pasto, hasta llegar al puente que salva la Autovía del Cantábrico.
Una vez cruzado el puente, comienza un camino de tierra que nos lleva directamente hasta la zona de los Bufones de Arenillas, muy cerca del mar y perfectamente señalizado para que no haya pérdida.
El espectáculo que ofrecen los bufones es muy curioso. Las columnas de agua que brotan con presión hacia la superficie y el sonido que emiten es realmente impresionante.
Aunque con mal tiempo y mar muy agitada el espectáculo es aún mayor, en estos casos hay que tomar ciertas precauciones para verlos y mantenerse a una cierta distancia porque pueden ser muy peligrosos. No sería posible acercarse tanto como lo hicimos nosotros, sentados al pie del bufón, no solo por la fuerza del agua sino porque puede expulsar palos y piedras que haya en su interior.
Es además un plan perfecto para hacer con los más pequeños de la casa. Les sorprende mucho, el recorrido está lleno de animales pastando como se aprecia en las fotos (vacas, ovejas, cabras…), y se divertirán mojándose (inevitablemente) con las pulverizaciones de mayor fuerza del bufón.
Una vez contemplado el espectáculo, volvimos a Puertas de Vidiago deshaciendo la misma ruta para comer en Casa Poli. Si os animáis a comer por la zona os lo recomiendo: la atención es estupenda y la comida está riquísima. Destacaría las cazuelitas de fabada (que te permiten probarla sin empacharte para poder disfrutar de otros platos) y los tortos de maíz (los mejores que he probado), pero todo lo que pedimos estaba buenísimo.
¿Quién se anima a disfrutar de los bufones?
¡Feliz fin de semana! :)
Me dan ganas de ir a ese Norte YA!
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Estás tardando!!! Se te echará de menos en Bloggever este año. ;)
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