Continuando con nuestra visita a tierras Cántabras, hoy os traigo un rincón muy bonito y bastante desconocido (aunque cada vez menos, parece que el boca a boca funciona muy bien). Tuvimos la suerte de contar con guía de excepción que conoce perfectamente la zona y en cuanto nos habló de éste lugar no dudamos en acercarnos: el Molino El Bolao.
Se encuentra en la localidad de Alfoz de Lloredo, en la frontera entre Toñanes y Cóbreces. Nosotros accedimos desde éste última y dejamos el coche en un aparcamiento que hay unos metros antes de llegar. Siguiendo el camino nos encontraremos el Molino abandonado junto a una cascada de unos seis metros de altura que provoca la desembocadura del Arroyo de la Presa en el Mar Cantábrico.
Para acceder desde el molino hasta la cascada tenemos que bajar por un pequeño terraplen que si bien no entraña mayor dificultad, imagino que con el firme mojado habrá que tener especial cuidado.
El molino y la cascada, al borde los acantilados, construyen un rincón muy especial y con mucho encanto que merece la pena visitar y fotografiar. El arroyo ejerce de frontera natural entre ambas localidades, Cóbreces y Toñanes, y si en la primera nos encontramos con el molino, en la segunda al otro lado de la cascada nos encontraremos con un mirador precioso en el que se encuentra un banco solitario desde dónde podremos disfrutar de las vistas. Y aunque el acceso más fácil sería desde Toñanes, podemos ir caminando desde Cóbreces bordeando el molino y la cascada, por una senda que nos llevará hasta allí.
Nosotros no pudimos disfrutar del mirador porque se puso a llover (fue un día de muchos cambios climatológicos en poco tiempo) así que nos guardamos la visita para otro momento. Pero sí pudimos disfrutar del mar bravo que azota los acantilados.
Empieza la cuenta atrás para las vacaciones, que este año me hacen mucha falta. Sólo queda una semana, así que… ¡Vamos a por ella!
Feliz finde.